Coaching Integrativo®: Coaching con enfoque Gestalt
Estamos asistiendo a una
proliferación del concepto de Coaching, que incluso ha pasado los límites del
mundo empresarial y del deporte en donde se acuñó el término al ámbito
terapéutico. Hay pacientes, o clientes que vienen a los Centro de Terapia
pidiendo Coaching, ya que parece es más aceptable que hacer Terapia. Pretendo
reflejar mi punto de vista y aclarar desde ahí, las fronteras entre la Terapia y
el Coaching.
Me gusta la metáfora de la palabra Coach, que en inglés significa carruaje. El Coach “acompaña” al cliente a donde éste dice que quiere ir, haciendo suyo el concepto Rogeriano de Terapia Centrada en el Cliente. En esta línea, respetar al individuo y su capacidad de autodirección, junto con la congruencia entre las técnicas empleadas por el coach y sus propias actitudes, son dos de los pilares de un buen proceso de Coaching, algo que se suele ignorar en el mundo empresarial.
Siguiendo el esquema de Claudio Naranjo del abrazo “a tres” de nuestras personas interiores, el Coach Integrativo® ha de tener bien desarrollados sus tres amores, el amor admirativo, respetar a su cliente y reconocer la potencialidad de su Ser. El amor compasivo, empático, ponerse en los zapatos del cliente y estar presente con él, sosteniendo lo que va ocurriendo y acompañándole en la creencia de que él es el más apropiado para enfrentarse a sus dificultades y el amor erótico, conexión con el cuerpo y el deseo.
A veces nos encontramos con Coaches que confunden el amor compasivo con una excesiva preocupación y protección de su cliente, el amor admirativo o apreciativo con una necesidad de reconocimiento del propio Coach (narcisismo) y el amor erótico con “una forma pasiva o inversa, que es el deseo de ser objeto del deseo ajeno” (Claudio Naranjo. Sanar la Civilización).
Hoy día proliferan los cursos de Coaching donde se enseñan buenas técnicas, cómo hacer preguntas poderosas, detectar creencias, construir visión, definir objetivos, etc., aunque no inciden en la herramienta más importante del Coach: su Ser. Un buen terapeuta o psicoanalista necesita de un largo proceso de desarrollo antes de plantearse la posibilidad de ayudar a otros y no entiendo cómo un Coach puede sentirse seguro ante situaciones que le son ajenas o en todo caso, sin posibilidad de descubrir lo que le resuena de las palabras de su cliente.
Centrándonos en el Coaching empresarial, y según mi experiencia, el Coach necesita conocer con bastante detalle los procesos de la empresa: Dirección General, Producción, Ventas, Logística, Contabilidad, Marketing, Innovación, etc. El mercado en el que nos movemos, estar al tanto de la situación del sector y el contexto específico en el que se plantea la relación de ayuda también son importantes para que el Coach pueda estar en línea con la situación planteada y añadir valor al proceso de Coaching.
Igualmente, las demandas de un cliente que pide un proceso de Coaching se suelen centrar en el ámbito laboral e individual, y las áreas familiar y de pareja se suelen tratar de forma tangencial, mientras que en un proceso de Terapia suele ser al revés. La Terapia Gestalt nos enseña que el ser humano es un organismo sistémico en interacción con el entorno y en esa interacción es donde se produce el conflicto con lo que hacer compartimentos estancos entre el mundo personal y profesional – como se enseña demasiado a menudo – suele dar pobres resultados.
Me gusta la metáfora de la palabra Coach, que en inglés significa carruaje. El Coach “acompaña” al cliente a donde éste dice que quiere ir, haciendo suyo el concepto Rogeriano de Terapia Centrada en el Cliente. En esta línea, respetar al individuo y su capacidad de autodirección, junto con la congruencia entre las técnicas empleadas por el coach y sus propias actitudes, son dos de los pilares de un buen proceso de Coaching, algo que se suele ignorar en el mundo empresarial.
Siguiendo el esquema de Claudio Naranjo del abrazo “a tres” de nuestras personas interiores, el Coach Integrativo® ha de tener bien desarrollados sus tres amores, el amor admirativo, respetar a su cliente y reconocer la potencialidad de su Ser. El amor compasivo, empático, ponerse en los zapatos del cliente y estar presente con él, sosteniendo lo que va ocurriendo y acompañándole en la creencia de que él es el más apropiado para enfrentarse a sus dificultades y el amor erótico, conexión con el cuerpo y el deseo.
A veces nos encontramos con Coaches que confunden el amor compasivo con una excesiva preocupación y protección de su cliente, el amor admirativo o apreciativo con una necesidad de reconocimiento del propio Coach (narcisismo) y el amor erótico con “una forma pasiva o inversa, que es el deseo de ser objeto del deseo ajeno” (Claudio Naranjo. Sanar la Civilización).
Hoy día proliferan los cursos de Coaching donde se enseñan buenas técnicas, cómo hacer preguntas poderosas, detectar creencias, construir visión, definir objetivos, etc., aunque no inciden en la herramienta más importante del Coach: su Ser. Un buen terapeuta o psicoanalista necesita de un largo proceso de desarrollo antes de plantearse la posibilidad de ayudar a otros y no entiendo cómo un Coach puede sentirse seguro ante situaciones que le son ajenas o en todo caso, sin posibilidad de descubrir lo que le resuena de las palabras de su cliente.
Centrándonos en el Coaching empresarial, y según mi experiencia, el Coach necesita conocer con bastante detalle los procesos de la empresa: Dirección General, Producción, Ventas, Logística, Contabilidad, Marketing, Innovación, etc. El mercado en el que nos movemos, estar al tanto de la situación del sector y el contexto específico en el que se plantea la relación de ayuda también son importantes para que el Coach pueda estar en línea con la situación planteada y añadir valor al proceso de Coaching.
Igualmente, las demandas de un cliente que pide un proceso de Coaching se suelen centrar en el ámbito laboral e individual, y las áreas familiar y de pareja se suelen tratar de forma tangencial, mientras que en un proceso de Terapia suele ser al revés. La Terapia Gestalt nos enseña que el ser humano es un organismo sistémico en interacción con el entorno y en esa interacción es donde se produce el conflicto con lo que hacer compartimentos estancos entre el mundo personal y profesional – como se enseña demasiado a menudo – suele dar pobres resultados.
En todo caso, sería bueno que
el contrato entre el Coach y el Cliente fijara los límtes de la relación de
ayuda y esto supone en muchos casos trabajar sólo el ámbito laboral –
especialmente cuando la demanda proviene no tanto del individuo sino de la
empresa que lo emplea. Es bueno que el Coach tenga una lectura global de la
realidad del individuo de forma sistémica en interacción con su entorno –
familiar, laboral, individual y de pareja – aunque sus intervenciones directas
sólo se enfoquen en el ámbito laboral.
Ya para finalizar un proceso
de Coaching Integrativo® no suele durar
más allá de 10 sesiones, con lo que comparte algunos principios con la terapia
breve sistémica. En todo caso, el Coach “acompaña” al Cliente durante todo el
Proceso, lo que supone en la práctica, supervisión de tareas entre sesiones,
acompañamientos eventuales al cliente en su lugar de trabajo y en algunos casos,
Formación y/o Asesoría en procesos específicos.
Esto son sólo algunas ideas de las diferencias y similitudes entre un Terapeuta y un Coach. Ambos son profesionales de la relación de ayuda y ambos han de hacer suya la máxima del oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”, no solamente en el aspecto de conocer los propios procesos, actitudes y comportamientos, sino conocer quién más está ahí, quién está detrás de la máquina, que en definitiva, es quien a menudo hace el trabajo, quien nos da permiso para ser creativos..
Desde la escuela Intégrida, hacemos el programa CISyS, Coaching Integrativo® y Sistémico.
Esto son sólo algunas ideas de las diferencias y similitudes entre un Terapeuta y un Coach. Ambos son profesionales de la relación de ayuda y ambos han de hacer suya la máxima del oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”, no solamente en el aspecto de conocer los propios procesos, actitudes y comportamientos, sino conocer quién más está ahí, quién está detrás de la máquina, que en definitiva, es quien a menudo hace el trabajo, quien nos da permiso para ser creativos..
Desde la escuela Intégrida, hacemos el programa CISyS, Coaching Integrativo® y Sistémico.
Tomado de: http://satorganizacion.blogspot.com/2010/01/coaching-con-enfoque-gestalt.html#more
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