Vivir en el presente, en
el aquí y el ahora, significa enfocarnos en lo que está sucediendo y estamos
haciendo en el preciso momento. El ser humano ha sido víctima de sus
pensamientos desde que tiene uso de razón; vivimos generando pensamientos
asociados a nuestro pasado o al futuro, y estos generan sus respectivas
emociones.
Tenemos miedo al
rechazo, al fracaso, miedo a tomar una decisión, a emprender un trabajo. Este miedo al futuro,
causa en muchos de nosotros intranquilidad, nerviosismo o preocupación, este
estado emocional está asociado a la ansiedad.
Una jugada similar en
nuestra mente pasa cuando vivimos conectados a nuestro “mal” pasado, nos
atormentamos por lo que sucedió, reviviendo constantemente en nosotros
situaciones, son distantes en el tiempo, lo cual nos conduce a vivir con
tristeza por no poder resolverlas, como
si tratáramos de recoger el agua derramada.
Este vaivén de
pensamientos pasado-futuro nos separa
del único momento que existe, el presente, y con su consecuencia el binomio perjudicial
para la salud: depresión-ansiedad, como lo definió Frederick Perls, padre de la
psicoterapia gestáltica “nada existe, excepto el aquí y el ahora. Él ahora es
el presente, el fenómeno, aquello de lo que me doy cuenta. El pasado ya paso, y
el futuro está por venir”
Un proverbio oriental describe con gran
sabiduría el significado de vivir en el momento existencial presente:
"No
pienses en las cosas que fueron y pasaron.
Pensar en lo que fue
es añoranza inútil.
Pensar en el futuro,
es impaciencia vana."
Indiscutiblemente al vivir en el presente, en el aquí y el ahora, alejamos
de nosotros la ansiedad, que nos produce el futuro, la “impaciencia vana” e
igualmente nos protege de aquellos estados de ánimo relacionados con la
depresión, producto de vivir anclados en el pasado, la “añoranza inútil”, como
dijo Gandhi “Vivamos hoy como si fuéramos a morir mañana”.
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